AREA TERAPÉUTICA
Adolescentes
La tarea del terapeuta es la de acompañar a el y la adolescente a explorar, conocer y comprender cómo construye y cómo se vive en el mundo.
Entre los 12 y los 19 años, el y la adolescente viven en una transformación constante en la que aparecen cambios físicos, hormonales, aumento de la energía libidinal, nuevas formas de relación, etc. Todo ello sumado a un aumento de la capacidad de reflexión y nuevas inquietudes.
Entendemos la adolescencia como el momento en el que nos abrimos al mundo, nos reconocemos. Momento de probar nuevas experiencias y de encontrar nuestro sitio en la sociedad. La pregunta que corresponde en este periodo es quién soy y quién seré en este mundo.
Es una etapa en la que se vive una crisis de crecimiento ya que sumado a todos los cambios, hay una mirada hacia el pasado, a la infancia, un duelo de lo que se ha vivido y se va terminando, y a la vez, una incertidumbre de cómo será el futuro, cómo seré de mayor.

La adolescencia: una nueva oportunidad
Para abrirse al mundo el y la adolescente necesita diferenciarse de sus padres y madres, tener su propia independencia, su propio criterio, sus propios valores. Todo lo que el y la adolescente va adquiriendo y probando por sí mismo/a, le pone a prueba a través del grupo de iguales. Se produce un tipo de socialización diferente a lo vivido hasta el momento, el y la adolescente ponen de su propia cosecha, permiten probar(se) y a la vez esperan el feedback de los de su edad que pasan a ser la principal fuente de influencia, incluso por encima de su familia.
Es una etapa donde todas aquellas necesidades básicas no satisfechas vuelven a emerger de una forma más intensa e incluso conflictiva a nivel familiar y es una oportunidad para revisarlas y tratar aquellos aspectos que no han podido ser atendidos de una manera más satisfactoria.
Construir recursos para gestionar las dificultades
Así pues, cuando acompañamos terapéuticamente a un o una adolescente, nuestra mirada está puesta entre lo vivido (la primera infancia), lo que le queda por vivir (cómo seré en la vida adulta) y su momento presente. Lo que tiene mayor importancia es como está en el presente y desde nuestro acompañamiento ayudarlo a tomar consciencia de cómo se siente y a construir recursos para gestionar de una manera más saludable lo que le es dificultoso, ya sea la relación con los iguales, con la familia, el control de sus impulsos o cualquier tipo de dificultad relacionada con esta etapa.
La tarea de el o la terapeuta es la de acompañarle a explorar, conocer y comprender cómo construye y cómo se vive en el mundo. Para lograrlo, acompañamos a el y la adolescente desde una escucha cercana y empática. Las técnicas gestálticas y sistémicas forman parte de nuestro lenguaje de trabajo y el cuerpo sigue siendo relevante, así como la expresión artística y plástica.
En esta terapia los padres y las madres también participan pero desde un lugar que preserva el espacio de el y la adolescente. A menudo necesitan nuevos recursos, están viviendo la pérdida de su hijo o hija pequeño/a y se enfrentan a nuevos desafíos en este acompañar, por lo tanto, el acompañamiento a ellos y ellas en su rol de padres y madres también es necesario.